Publicado en Ingles por Dan Drake, MFT, LPCC, CCPS, CSAT-S.
Adaptado al español por Juan Carlos Quinteros, MA, LMFT, CSAT-C.
El tema de la adicción sexual provoca una serie de reacciones en las personas, desde la curiosidad hasta el desprecio. Pero surgen preguntas comunes como: ¿Qué es la adicción al sexo? ¿Es acaso la adicción al sexo real? ¿Cuál es la diferencia entre realmente gustar del sexo y ser un adicto al sexo? ¿Dónde está la línea entre el comportamiento sexual saludable y la adicción?
Estas son preguntas valiosas e importantes; preguntas que nos podemos hacer de otros comportamientos adictivos también. Como por ejemplo ¿Qué distingue al “bebedor social” del alcohólico? o ¿el usuario de drogas recreacional del adicto? ¿Cuánto sexo es demasiado sexo?
Las señales de alarma de la adicción sexual no son sobre la cantidad, sino más bien sobre la calidad. La calidad es la pérdida de control. Un adicto al sexo está constantemente pensando o está constantemente preocupado con su comportamiento sexual o una fantasía y es incapaz de controlar estos pensamientos. Esta preocupación lleva a una persona a tener comportamientos que toman muchas formas, incluyendo la masturbación compulsiva, el uso de pornografía, el voyerismo, aventuras sexuales, prostitución, etc. El adicto al sexo es incapaz de detenerse ante este tipo de comportamiento incluso cuando su comportamiento produce consecuencias negativas significativas (pérdida de tiempo, problemas financieros, problemas legales, relaciones dañadas, etc.). Y por debajo de todo esto, la principal lucha interna del adicto al sexo es una profunda vergüenza.
Algunos se preguntan sobre los orígenes y los efectos de la adicción sexual. ¿Está relacionado con algo que ocurrió en la niñez? ¿Cuándo empezó? ¿Cómo impacta sus vidas? No hay tal cosa como una respuesta fácil — la adicción no es “unitalla”. Sin embargo, la adicción al sexo es fundamentalmente un desorden de intimidad. Los que luchan con adicción al sexo tienen una gran dificultad sintiéndose conectados con los demás y con ellos mismos, gran dificultad pidiendo y recibiendo ayuda, y gran dificultad creyendo que pueden ser queridos o amados como son. Estos dolores profundos conducen a una persona a satisfacer su necesidad de conexión en maneras no saludables, hasta poder escalar y llegar al punto de la adicción.
La adicción es inherentemente aislante. Cuanto más se siente la vergüenza, más se esconde; cuanto más se esconde, más solo se siente. La adicción sexual afecta cada área de la vida de una persona. Personas adictas al sexo están preocupados con sus fantasías sexuales, por lo que no pueden concentrarse en su trabajo (y tal vez incluso ver pornografía en sus trabajos). Despilfarran su sueldo en salones de masajes y clubes de striptease. Les mienten a su familia y amigos acerca de por qué no pueden asistir a esa fiesta de cumpleaños o reunión familiar. Ellos tientan o juegan con la ley al recorrer buscando prostitutas y ponen en peligro su salud con encuentros sexuales casuales y anónimos. Y cuando todo está dicho y hecho, se vuelven a quedar con la tristeza, la desesperación y la vergüenza. La adicción al sexo no es agradable; al contrario, es debilitante. El comportamiento sexual de un adicto al sexo no solo trata del placer que pueda sentir; más bien trata de escapar de emociones dolorosas y de suprimir la realidad. Los que luchan con la adicción sexual no necesitan burlas ni críticas, sino compasión y ayuda.
El objetivo de este blog es proporcionar un foro donde se pueda responder a sus preguntas, responder a sus pensamientos, y proporcionar información sobre el tema de la adicción sexual. La adicción sexual prospera en la oscuridad – vamos a traer la luz.